El sistema capitalista mediante la manipulación del mercado, producción/consumo, dirige nuestras vidas, aunque seamos ignorantes a ello. La sociedad de consumo nos adiestra, sí, como a perros, para que al momento de ver algún producto (Nike, Adidas, Coca-Cola, Pepsi, Mcdonald´s, KFC) nuestra memoria perceptiva responda al estimulo y caigamos en la trampa, y compremos, y gastemos. Siguiendo la imagen del perro: es como cuando el amo le tira una rama de árbol para que este vaya y la traiga, así somos nosotros frente al deseo del mercado; vamos y compramos.
Pero lo peor no es eso. El mercado nos ha convencido no solo a comprar, sino a convertirnos, gratuitamente, en hombres-anuncios. El hombre-anuncio clásico es la persona que carga sobre sí la marca de cierto producto, la promueve, pero a cambio recibe un pago por ello. Un ejemplo de ello es Messi, quien recibe 4 millones de dólares anuelmente por vestir la marca Adidas. Pero no solo es Messi. Eres tú también.
¿Acaso no conoces tú a personas, jóvenes y adultos, que visten camisetas donde las marcas cobran proporciones de vallas publicitarias? Eso es culpa del mercado. Es irónico como el sistema hace que paguemos un precio exorbitante por una prenda de vestir y unos minutos más tarde, cuando la vestimos, salimos a la calle a hacer campaña para la empresa fabricante: gratis.
El hombre-anuncio es el resultado de una sociedad ciega, amaestrada, dormida, moldeada a la imagen de los deseos de unos cuantos que tienen el alma en el dinero.
Comercial de Adidas.
Las marcas y el fútbol
Texto por Daniel Lucas inspirado en el compendio de José Ortega: Todo es mentira
Texto por Daniel Lucas inspirado en el compendio de José Ortega: Todo es mentira
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